“El turista exige, el peregrino agradece”
Escuché esta expresión el primer día y terminé recitándola yo
El itinerario jacobeo que elegí para llegar a la Plaza do Obradoiro en bicicleta fue el Camino Francés. Este es el recorrido que parte de tierras galas y entra en España por Roncesvalles. Dicen que el Camino del Norte -o Camino de la Costa- es el más bonito de todos, pero el galo tiene muchas ventajas para los ciclistas: excelente señalización, localidades próximas entre sí -puedes sufrir una avería mecánica- y todo tipo de servicios en pocos kilómetros.
Cada uno recorre esta ruta por diferentes motivos. Algunos buscan un refugio espiritual, otros desean desconectar entre las maravillas del paisaje y luego están los que simplemente quieren practicar deporte y hacer turismo a la vez. Pero hay algo que une a todos ellos: el sueño por llegar a la Catedral de Santiago y visitar la tumba del apóstol, la última parada del largo trayecto. En esta entrada os contaré mi experiencia y, si sirve de ayuda, también daré algunos consejos para peregrinos primerizos.

Etapas
Empezamos en León y dividimos las etapas en seis jornadas para que nos dé tiempo a visitar cada municipio y hacer alguna parada gastronómica. Nuestra propuesta es esta:
1- León – Astorga (46 km)
2- Astorga – Ponferrada (55 km)
3- Ponferrada – O Cebreiro (50 km)
4- O Cebreiro – Puertomarín (71 km)
5- Puertomarín – Arzúa (56 km)
6- Arzúa – Santiago (40 km)
Aunque a simple vista parezca asequible, conviene recordar que cada día acumulamos unos 1000 m de altitud. Mi consejo es combinar carretera con algunos tramos del Camino de Santiago -no hacer el mismo que los peregrinos a pie-, así avanzamos un poco más. Desde León hay unos 320 km en total, depende de qué sendero cojamos. En otoño se hacen muy duros, la bajada de O Cebreiro es terrible en cuanto a condiciones climáticas, el cuerpo se enfría y pronto llegan dos subidas muy exigentes como San Roque y Poio. En definitiva, hay que estar entrenado para hacer este tipo de rutas.

Turismo
Este tipo de rutas nos ofrece la posibilidad de conocer infinidad de pequeños municipios y paisajes insólitos. Puedes recorrer grandes ciudades como León, Ponferrada o Santiago y descubrir qué maravillas se esconden en el trayecto entre Palas de Rey y Melide, uno de los tramos más bonitos del Camino. También tiene su encanto un pequeño pueblo camino de Ponferrada llamado Acebo de San Miguel, con sus calles adoquinadas y casas de piedra. Portomarín, el pueblo que se tragó el río Miño, nos guía hasta Arzúa, pasando por Samos y Sarria, otros lugares con un encanto especial para los peregrinos. Además, de regreso a casa dirección Madrid, está Puebla de Sanabria, una bonita localidad de Zamora con unas maravillosas vistas al río Tera.

La Credencial y la Compostela
Para conseguir la Compostela hay que presentar dos sellos por día. Estos los podemos obtener en casi todos los hoteles, restaurantes o tiendas de suvenires. Para los que hacen el Camino en bicicleta, la distancia mínima son 200 km y para los que van andando, 100.

Bicicleta y alforjas
Puedes alquilar o llevar tu propia bicicleta de casa. La mía es una gravel de Canyon apta para casi todos los terrenos. Coloqué unas alforjas y a rodar, aunque debo reconocer que sumas un peso considerable. Algunos deciden contratar un taxi para trasladar el equipaje hasta el siguiente hotel, pero siendo nuestra primera vez queríamos llegar a Santiago por todo lo alto.

Ropa y material
Puesto que hice el Camino en otoño, la ropa debía resistir bajas temperaturas. El descenso desde el Acebo o Cebreiro fueron durísimos en este sentido. Recomiendo llevar botines, guantes y braga de cuello (imprescindibles), además de ropa térmica debajo de una buena chaqueta. También conviene llevarse un cortavientos plegable para tener a mano después de coronar un puerto. Por supuesto, buen culote con badana de calidad -nada de escatimar en esto- y ropa de lluvia, porque un día con agua vas a tener, casi viene por contrato cuando decides hacer el Camino fuera de temporada. La frase con la que he empezado esta entrada la escuché el día que nos llovió y unas horas después, bajo una lluvia horrible camino de Astorga, la recité yo al llegar a una casa rural. Gracias por el calor, gracias por la comida, gracias por la bienvenida. La hospitalidad de los vecinos es el encanto de la ruta jacobea. 😉

En definitiva, una experiencia para repetir. Quizás la próxima vez me anime con el recorrido a pie, pues te permite disfrutar más detenidamente del paisaje. Eso sí, probaré con el del Norte, dicen que es el más duro, pero sus vistas seguro merecen el esfuerzo.