Normalmente en un blog contamos nuestra propia experiencia. En este caso voy a hacerlo al revés, me gustaría que fueras tú, afortunad@, quien me contara su vivencia en la ciudad de mis sueños: Buenos Aires.
Sí, la ciudad de los verdaderos artistas, aunque la atención en la gran pantalla siempre se la llevan los de siempre. Capitales como Nueva York, París o Londres copan la atención de turistas embelesados por las grandes producciones cinematográficas. Las dos últimas ya tuve la suerte de visitarlas en varias ocasiones, pero el Empire State tendrá que esperar a que baile tango, sienta el aliento del Monumental de River, me deje llevar por algún libro en El Ateneo o deguste un buen asado argentino. Vos, decime qué se siente.
Alguien me contó que existe una librería enorme, donde la cultura va mucho más allá de nuestra imaginación. Dicen que puedes tomarte un café mientras Borges te muestra su visión ilusoria de la realidad, que con tu mano puedes rozar el verdadero arte.
Hablo de El Ateneo Grand Splendid, una librería situada en un antiguo y suntuoso teatro de Buenos Aires, en el corazón de uno de los barrios más turísticos y famosos de la ciudad, en La Recoleta. En el año 2001 decidieron recobrar el esplendor de un teatro y cine ya en decadencia por la competencia y los cambios de hábitos sociales urbanos en la capital argentina. Sin duda, una trabajosa restauración que reemplazó las viejas butacas por estanterías de libros, el escenario por un café literario y el hall de ingreso por un sector con más libros que anticipan la majestuosa sala principal. Si quieres conocer más acerca de esta maravilla cultural, haz click aquí.
También me explicaron que hay una calle infinita, la 9 de Julio, donde los coches parecen granitos de arroz abocados al abismo, y otra con 15,25 metros de ancho: la calle Corrientes. El único ojo que alcanza a ver el fin es él, el Obelisco. Este monumento se sitúa estratégicamente en la intersección de las dos avenidas y alcanza los 67,5 metros de altura. Para saber más de este emblema bonairense, visita la siguiente página:
Por todos es sabido que el fútbol en Argentina se vive como una religión. Pero como pasa en algunas religiones, sus más ‘fieles’ se enfrentan por defender sus creencias. Los hinchas de Boca peregrinan en el Estadio Alberto J. Armando, más conocido como La Bombonera, y los de River en el Estadio Antonio Vespucio Liberti, también llamado Estadio Monumental. Los dos están en la capital, de ahí que la rivalidad sea máxima.
Además del fútbol, la cultura argentina también se ve reflejada en la música y en la gastronomía. Una combinación perfecta. «Baile rioplatense, difundido internacionalmente, de pareja enlazada, forma musical binaria y compás de dos por cuatro». Así de formal explica la Real Academia Española el significado de la palabra «tango». Sin embargo, para los más puristas, el tango no se define, solo se siente. Si te paseas por el barrio de La Boca tendrás la suerte de ver bailar a más de una pareja en mitad de la calle, pero si prefieres disfrutarlo en un local, Niño bien, La Catedral o Café Tortoni son algunos de los salones más afamados de Buenos Aires.
Y para acabar este recorrido, qué mejor que hacerlo con la ‘panza’ llena. El mate y el asado de carne vacuna y achuras son indispensables en el menú típico argentino, casi sería un pecado pasar por allá y no haberlos probado. Cada provincia barre para casa y defiende sus productos como los mejores, así que no me voy a mojar con publicitar los de la capital. Otros placeres para el paladar muy conocidos de este país son los alfajores, las empanadas y el dulce de leche, entre otros.
Básicamente te he hecho un repaso muy genérico sobre lo más típico de la capital argentina, no me da este blog para contarte todo lo que realmente me apasiona. Quizás el día que vaya hasta allí todo esto pase a un segundo plano y me detenga en otros detalles que ahora pasan totalmente desapercibidos para mí. Cuéntame tú que has estado allí. Vos, decime qué se siente.
Saludos y sigue desconectando 😉
Aurea mediocritas 